Molino de la Aceña
Uno de los molinos que mantiene más elementos bajomedievales
El molino de La Aceña pertenece al grupo de "molinos de río",
dentro de la ribera urbana del Guadaíra. Tecnológicamente es un molino
de rodezno, en el que el agua represada mediante un azud converge en los
"cubos", pasos estrechos en cuyo interior se situaban los rodeznos,
ruedas hidráulicas que movían las piedras encargadas de moler el grano.
En el caso de La Aceña, existe cierta confusión derivada de su
propio nombre. Tradicionalmente, las "aceñas" se entienden como ruedas
verticales empleadas en la molinería de forma alternativa a los
rodeznos. Todavía podemos ver algunos ejemplos de aceñas medievales,
como la situada a orillas del Guadalquivir a su paso por Córdoba. En el
caso del molino de La Aceña, no parece que éste funcionase nunca
mediante rueda vertical. Por el contrario, la documentación medieval nos
revela que "aceña" era la palabra genérica para referirse a los
molinos, siendo así que casi todas las referencias a molinos del
Guadaíra hacen referencia a "aceñas".
La primera noticia sobre el molino de La Aceña puede remontarse
hasta los repartos realizados en 1253 por Alfonso X. En estos documentos
se menciona un molino "que llamaban en tiempo de moros Reha Luet",
junto a otro molino "que llamaban Alcaxur, que muele de una fuente". El
molino de Cajul, con numerosas transformaciones desde el siglo XVII,
todavía se halla junto al de La Aceña, siendo la toponimia original de
éste ("Reha Luet") una "castellanización" de la denominación árabe
original ("Reha al-Wadi" o "Molino del Río").
Junto con el molino del Algarrobo, el de La Aceña es posiblemente
uno de los que mantienen más elementos bajomedievales. Aunque su origen
pueda remontarse a época andalusí, no parece probable que subsistan
elementos anteriores a los siglos XIV - XV, tanto por las sucesivas
transformaciones del edificio como por la acción erosiva del río, que ha
impedido tradicionalmente la perdurabilidad de las edificaciones
originales.
El molino se organiza a partir de una gran torre de planta
cuadrada con azotea y almenado. En el sentido de la corriente se sitúan
dos naves adosadas entre sí, en las que se localiza la zona de molienda.
El azud, que canalizaba el agua hacia los cubos, terminaba en un puente
que conectaba con la orilla izquierda del Guadaíra, permitiendo de esta
forma el alivio de la corriente cuando ésta era muy crecida.
Molino de Benarosa
Uno de los pocos molinos con origen andalusí
El molino de Benarosa pertenece al grupo de "molinos de río",
dentro de la ribera urbana del Guadaíra. Tecnológicamente es un molino
de rodezno, en el que el agua represada mediante un azud converge en los
"cubos", pasos estrechos en cuyo interior se situaban los rodeznos,
ruedas hidráulicas que movían las piedras encargadas de moler el grano.
Es uno de los pocos que conserva una toponimia de origen andalusí
(Banu Arusa), lo cual unido a las referencias documentales permite
establecer su origen con anterioridad a la conquista castellana del
siglo XIII. La primera noticia sobre el molino se produce en 1253,
cuando Alfonso X dona a "don Pedro Pérez, notario de la reina doña
Juana, una casa de molinos con su presa y la parada de aceña, del que él
es tenedor, que está sobre Alcalá de Guadaíra, y se llamó en tiempo de
moros el molino de Abén Aharoça".
Al igual que parece ocurrir en otros molinos del Guadaíra, nada
queda hoy del molino andalusí, puesto que el edificio que hoy vemos
resulta de las transformaciones y reconstrucciones realizadas desde el
siglo XVII hasta mediados del siglo XX. No obstante, el molino de
Benarosa presenta algunas particularidades que lo hacen singular dentro
de la ribera molinera de Alcalá. El edificio se organiza en torno a una
gran torre de planta cuadrangular, empleada como almacén y vivienda. En
el sentido de la corriente se dispone una nave empleada como zona de
carga y descarga del grano y la harina ya molida. Sobre la corriente se
sitúa la nave de molienda, con cubierta a dos aguas y en la que se
localizan las cuatro piedras del molino.
Posiblemente a partir de los siglos XVII - XVIII, el gran azud
(reconstruido en 1998) represaba el agua hacia los cubos, de forma
similar a lo que ocurre en otros molinos de la ribera. Sin embargo,
aguas arriba de los cubos se sitúa una gran balsa de forma trapezoidal,
actualmente anulada pero que posiblemente nos indica un momento anterior
en la tecnología del molino. No existen otros ejemplos de "molino de
balsa" en el Guadaíra, aunque existen ejemplos conocidos en otros
puntos, por ejemplo en la zona levantina. En estos casos, los molinos de
balsa suelen fecharse hacia los siglos XIV - XV, por lo que es posible
que la balsa de Benarosa sea el único resto visible del molino
bajomedieval. En este modelo tecnológico, la balsa actúa como
"rebosadero", con una pendiente dirigida hacia los cubos que es la que
posibilita acentuar la fuerza hidráulica para facilitar el movimiento de
los rodeznos.
Por encima del nivel de inundación, sobre la orilla derecha, se
sitúa la "casa del molinero", un edificio sencillo de planta rectangular
usado como vivienda y almacén hasta el final del ciclo molinero de
Alcalá, a mediados del siglo XX.
Molino de San Juan
UNA CONCESIÓN POR PARTE DE LA CORONA CASTELLANA
El molino de San Juan pertenece al grupo de "molinos de río",
dentro de la ribera urbana del Guadaíra. Tecnológicamente es un molino
de rodezno, en el que el agua represada mediante un azud converge en los
"cubos", pasos estrechos en cuyo interior se situaban los rodeznos,
ruedas hidráulicas que movían las piedras encargadas de moler el grano.
Respecto a su historia, las fuentes documentales disponibles son
escasas. Su denominación responde a la propiedad del molino por la Orden
de San Juan, cuya encomienda se hallaba situada en Tocina durante la
baja Edad Media. El apoyo de los sanjuanistas a la conquista de la Baja
Andalucía durante el siglo XIII sería premiado con un importante número
de concesiones por parte de la Corona castellana, entre las que se
contaría el molino conocido a partir de ese momento como "de San Juan".
Este hecho lo tenemos documentado dentro de los repartos realizados por
Alfonso X en 1253, cuando a los sanjuanistas se les otorgan "dos ruedas
de molinos con sus azudas en Guadaíra", una de las cuales correspondería
probablemente al emplazamiento del actual Molino de San Juan.
El edificio actual resulta de las transformaciones del molino
medieval original entre los siglos XVII y XX, por lo que poco queda del
original. Destaca la gran torre de planta cuadrada, usada como almacén
ante las crecidas del río. En el sentido de la corriente se sitúa una
nave, acceso al molino y zona de carga y descarga del grano y la harina
ya molida.
Sobre la corriente se sitúa la nave de las piedras, cubierta con
bóveda de medio cañón y bajo la que se localizan los cubos, en número de
cuatro. El gran azud que conecta con la orilla izquierda del Guadaíra
fue ampliamente reconstruido en 1998.
Por encima del nivel de inundación, sobre la orilla derecha, se
sitúa la "casa del molinero", un edificio sencillo de planta rectangular
usado como vivienda y almacén hasta el final del ciclo molinero de
Alcalá, a mediados del siglo XX.
Molino de Oromana
Un molino de arroyo del siglo XVII
Situado en el margen derecho del río Guadaíra, entre los molinos de Benarosa y de San Juan, el Molino de Oromana data del siglo XVII.
Su
particularidad es que sus piedras de moler no utilizan la fuerza del
agua del río, sino de un arroyo procedente de un manantial que baja por
la ladera del Parque Oromana. Aún puede verse un canal que conducía el
agua que bajaba por la ladera, así como dos cubos por donde se dejaba
Caer el agua con fuerza, dirigiéndola hacia los dos pares de piedras que molían el trigo.
Molino del Algarrobo
Uno de los molinos más complejos de la ribera molinera
El molino del Algarrobo pertenece al grupo de "molinos de río",
dentro de la ribera urbana del Guadaíra. Tecnológicamente es un molino
de rodezno, en el que el agua represada mediante un azud converge en los
"cubos", pasos estrechos en cuyo interior se situaban los rodeznos,
ruedas hidráulicas que movían las piedras encargadas de moler el grano.
No existen referencias documentales al molino del Algarrobo
anteriores al siglo XV, cuando se señala su propiedad por el monasterio
sevillano de San Jerónimo de Buenavista. Arqueológicamente tampoco
existen indicios de un posible molino previo, ni bajomedieval ni
andalusí. El edificio que podemos ver actualmente se organiza a partir
de una gran torre de planta cuadrada coronada con una azotea almenada.
En su parte delantera se sitúa un porche, estancia usada como zona de
carga y descarga del grano y la harina. En la parte trasera de la torre,
sobre el curso fluvial, se sitúan dos salas de molienda sucesivas, con
un total de tres piedras. El azud conectaba el molino con la orilla
derecha del Guadaíra, represando a la vez las aguas para producir la
fuerza hidráulica. En esta orilla derecha se construyó el molino de La
Caja, actualmente destruido en parte por la construcción de una fábrica
de harinas en el siglo XIX.
La parte más antigua del molino del Algarrobo es la torre,
fechada en el siglo XIV por su tipología constructiva, similar a otras
torres de las inmediaciones. Ya durante la Edad Moderna se construyeron
las salas de molienda, que sustituyen a las originales bajomedievales,
arruinadas probablemente tras alguna crecida del río. Como detalle
singular destaca la decoración de incisiones y espigados que todavía
puede verse en la fachada oriental de la sala de molienda principal. Por
último, el porche responde a la tipología de construcciones del siglo
XIX, siendo así uno de los últimos añadidos a este edificio.
El molino del Algarrobo fue sometido a un importante proceso de
recuperación en el año 2003, en el que se quiso mantener para cada
elemento del molino su aspecto original: piedra vista en la torre,
enlucido en las salas de molienda y encalado con zócalo rojo en el
porche. De esta forma se evidencian al visitante de manera visual las
diferentes fases por las que ha pasado el molino, posiblemente uno de
los más complejos de la ribera molinera de Alcalá.
Molino de La Tapada
Un molino con decoración pictórica
El Molino de la Tapada es uno de los más singulares ejemplos de
la arquitectura molinera alcalareña. Nos encontramos ante un molino de
rodezno, como parece que fueron la mayor parte de los molinos del
Guadaíra, pero en este caso el movimiento de los rodeznos se realiza
mediante el aporte de agua procedente de un manantial afluente del
Guadaíra, canalizado a través de un acueducto y que cae hacia los cubos
desde una altura que potencia la fuerza hidráulica. Se encuadra por
tanto dentro de los molinos de "acequia" o "atarjea" (tajea), como el
cercano molino de Oromana o los molinos de Marchenilla.
El de La Tapada es un molino de dos cubos, alimentados en su
época de funcionamiento por el agua procedente de la "Fuente del Piojo",
situada a poca distancia en las inmediaciones de la carretera de
Utrera. Su entorno marca un paisaje histórico que pese a su alteración
contemporánea tenemos perfectamente atestiguado. El molino se localiza
en la margen izquierda del Guadaíra, entre el Puente de Carlos III, el
Cerro de la ermita de San Roque y la carretera de Utrera.
Respecto a la denominación de "La Tapada", se halla ya plenamente
asentada a comienzos del s. XIX, cuando Leandro José de Flores la
achaca a una leyenda popular sobre la presencia en una cueva de las
inmediaciones de una mujer penitente, siendo éste el suceso novelado
pocos años más tarde por José María Gutiérrez de Alba. Documentalmente,
las primeras noticias respecto al Molino de La Tapada se enlazan con su
propiedad por la familia Afán de Ribera, ya a finales del s. XVI.
Sabemos que junto con otras propiedades de la familia pasaría a formar
parte de la dotación hecha en 1649 del Convento de San Juan de Dios,
fundación alcalareña de los Afán de Ribera. A partir de este momento,
aunque con diferentes arrendadores, la propiedad del molino se
mantendría en el seno de la congregación alcalareña hasta el primer
tercio del s. XIX, en que las alteraciones políticas (invasión francesa,
Trienio Constitucional y desamortizaciones) terminarían por suponer la
pérdida de esta propiedad, en paralelo a la definitiva ruina del molino.
Junto con el molino, la documentación conservada hace frecuentes
referencias a su entorno inmediato, conocido como "Huerta de la Tapada",
"Huerta del Batán" o "Jardín de don Perafán". Ésta comprendería todo el
espacio entre el puente, el río, el camino de Utrera y, hacia el Este,
los límites (actualmente desconocidos) de la huerta del Molino del
Algarrobo. Al menos en su linde hacia el puente y el camino, sabemos que
la huerta se hallaba tapiada, algo atestiguado gráfica y
documentalmente. Sobre su producción, hacia 1779 se cultivaban naranjas,
limones y hortalizas, aunque durante el s. XIX iría raleando,
hallándose actualmente completamente perdida.
El edificio es de planta rectangular, con dos plantas y azotea,
aunque en el siglo XIX se convirtió ésta en un "sobrao" o ático,
mediante su cubrición con un tejado a dos aguas que podemos ver en
algunas fotografías históricas.
La planta superior (a salvo de las crecidas del río) serviría
como almacén y vivienda, mientras que en la planta baja se situaban las
piedras, en número de dos. El agua se conducía hasta los cubos a través
de un acueducto, del que todavía puede verse su tramo final.
Entre los años 2005 y 2008 el molino de La Tapada ha sido
sometido a una profunda restauración, que le ha devuelto su integridad
constructiva. Se han recuperado las dos plantas y la azotea transitable,
así como parcialmente el área en torno al molino de la antigua huerta.
Asimismo se ha restaurado el tramo subsistente del acueducto. Pero
posiblemente el detalle más interesante lo constituya la recuperación de
la decoración pictórica de la fachada oeste, que incluye avitolados
imitando ladrillo, emblemas heráldicos y marianos y una cartela con
epigrafía, símbolos todos ellos de la propiedad nobiliaria y
eclesiástica del molino a lo largo de la Edad Moderna.